miércoles, 29 de septiembre de 2010

[…]

       Vuelvo a sonreír, has ganado muchas batallas, pero esta la tengo yo en mis manos. Me siento fuerte ante tu maligna estrategia de enfrentarte. Amor, eh dado con tu punto débil, y es destrozar la ilusión con la que tanto mal corrompes mi vida, es destruir, desenmascarar esa sensación de impotencia ante lo desconocido, y poco a poco veré como brotará el fruto prohibido, el fin y el olvido.

                                                                                   Erk

viernes, 10 de septiembre de 2010

Carta I

Soy consciente de ello,
amo al amor no a la persona en sí,
amo el sentimiento en mi cuerpo,
la epifanía que corre por mis venas.
Siento decirte amor,
que tu cuerpo es solo una herramienta,
el contenedor de mi droga favorita,
un rostro para mis sueños

The_Letter by nothingdesing

10 Septiembre del 2010

 

Amor:

Si pudiese dividir mi vida en partes, tal vez podría definirlas en tu ausencia y en tu regreso. Te presentas hurtando el cuerpo de las personas, sus rostros, su aroma, sus labios, sus vidas. Siendo tan impredecible, amor, les brindas tanta importancia en mi mundo, que todo lo antes concebido pierde su rumbo y gira en torno de ti.

No imagino la crueldad o la dulzura con la que naces, siempre has podido ser la droga de mis días y el veneno de mi noches, endulzas mis copas de vino y juegas con el humo de mi cigarro, te cuelas lentamente por las comisuras de mis ojos; cuando se que estas cerca haces surcos en mi pecho, te abres paso y desgarras mi piel como papel, robas sonrisas de mi boca, haces crisálidas en mi estomago de mariposas que se vuelven carroñeras, le das sentido a mi existencia y al mismo tiempo me dejas en el anonimato de un amor en secreto, eres mi maldición, mi pecado, una existencia fallida, una ilusión y sin embargo eres tan real, porque logras reflejarte en el brillo de los ojos de alguien más.

Amor, quiero saber si de verdad has regresado. En el tiempo de tu ausencia no eh podido encontrar las armas para enfrentarte, y temo que esta frenética batalla termine por consumirme tanto como la última vez que regresaste en un rostro tan inocente, amor, tal vez sea que estoy confundiendo tu esencia, con el peso de su mirada, con el sonido de su voz, con el color de su piel, la forma de su cabello, el contorno de sus labios, la línea de su espalda o su presencia… amor, si no eres tú, hazme saber que ha venido a sustituir tu malévola enmienda de terminar con la poca cordura que quedaba en mi cabeza.

                                                                      Erik.