Carta II

 

19 de Octubre del 2010

Amor:

Por fin puedo ver mi reflejo en tus ojos, escuchar tu voz, sentirte cerca. Pude ver algo más de ti, algo más que tu rostro tras el velo de mis noches, ahora lo sé, no podría luchar contra ti, si tanto bien le haces a mi alma, si el conocerte marca una diferencia en mis días.

Pero aun así, disculpa, no puedo darte mi vida, aunque pareciera que ya la tienes, como mis noches y mis días, que también te pertenecen, como mis pensamientos y mis sueños, en los que te presentas constantemente, no podría y no quisiera, darte esa fuerza sobre mí, no imagino lo que podrías hacer con tanto poder, aunque me rinda ante ti.

Las batallas que se avecinan, ya no son para evitarte, si has tomado tanta fuerza que ya no me queda más que asimilarte, esas batallas, amor, serán para impedir que me desprendas del suelo y evitar la caída. Eh sentido el dolor, de caer tan profundamente, que mi cuerpo no me permitiría caer de nuevo. Si estoy rompiendo mis escudos ante ti, es solo para sembrar raíces donde estoy ahora, brindarte mi suerte, mi tiempo y todo lo que pueda darte, pero sin perder el suelo, donde me siento seguro de tenerte.

Necesito aferrarme al secreto de mantenerte entre líneas, aunque me temo, que podrías ya saberlo, si es así, prometo no delinear lo que siento más allá de este pobre, pero muy mío texto, tan mío como lo que siento.

Duerme bien, que hay alguien que te espera el día de mañana, y no tiene que guardar el secreto de amarte, como lo hago yo.

                                                                                   Erk