lunes, 18 de octubre de 2010

[…]

Ya no puedo con esto, llegó el punto en que mi corazón deja de ser corazón y da lugar a una revolución, una guerra estridente que promete terminar con las fuerzas que me quedan. Pronunciar tu nombre, estrechar tu mano, ver tu rostro, saberte cerca, que sutil manera de ganar batallas. Mis pensamientos no pueden asimilarte, y se doblegan ante mis recuerdos, mis anhelos y tu nombre. De nuevo tu nombre, inquebrantable hechizo cayó sobre mí, con tan solo haberlo pronunciado en silencio. No tengo más armas, ni estrategias, si en tu ausencia o presencia mi corazón va muriendo, de soledad, o bien, por exigir ser escuchado rompiendo el silencio, como lo hace con mi pecho.

                                                                     Erk

No hay comentarios:

Publicar un comentario