Siento una tristeza en el pecho,
muy profundamente,
como si se escondiera de ti.
Teme el latido de mi corazón acelerado,
cuando estas cerca se esconde tan bien,
que parece invisible,
y la olvido.
Pero con el crepúsculo,
llega la noche blandiendo espadas de luz,
luceros en el espesor del cielo,
y esa tristeza regresa.
Se recuesta en la comisura de mis ojos,
jugando con mis parpados,
provocando al llanto,
que no se deja ceder.
A veces la desafío,
pierdo la mirada en el horizonte,
busco su origen,
dejando mi alma saborear su sentir.
Pero van varias noches
que aun logro entender
los fantasmas que trae consigo.
Me niego a darle el placer de la victoria.
Erk
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