Hay días en que las palabras arquean mi cuerpo y salen de mi boca incontrolablemente. Había noches que recorrían mi rostro humedeciendo el papel con tinta del alma. A veces bajo la luna cortaba mis muñecas y surgían las palabras inundando mi cuarto en la desesperación de buscar un consuelo. En ocasiones la rabia golpeaba mi rostro y las palabras que escupía se cargaban de coraje. Pero ahora no hay nada… como si careciera de vida, de sentimientos.
Como si no fuese humano.